Del mismo modo que el contacto con la naturaleza ha demostrado sus cualidades terapéuticas para nuestro equilibrio emocional (por ejemplo, a través de los ‘baños de bosque’), el largo encierro que impondrá la crisis del COVID-19 puede tener el efecto contrario si no tomamos las medidas adecuadas. Cualquier confinamiento puede resultar perjudicial para nuestra salud psicológica, pero este fenómeno se convierte en un reto especialmente relevante cuando la cuarentena se vive en soledad. Diversos estudios alertan sobre síntomas como la depresión, la ansiedad, el estrés, el insomnio, la irritabilidad y el agotamiento mental. La integradora social Paula Carpintero plantea varias estrategias para mantenernos saludables emocionalmente.
1.- Asumir y aceptar la realidad que estamos viviendo. Es posible vivir una fase de negación, pero debemos interiorizar que recluirnos en casa es un gesto de civismo y responsabilidad que contribuirá eficazmente al bien común, especialmente respecto de la población más vulnerable.
2.- Mantener el contacto con nuestros seres queridos, aprovechando las herramientas tecnológicas que tenemos a nuestra disposición. Conviene compartir la forma en que estamos sobrellevando la situación, pero evitando alimentar inútilmente miedos e inquietudes entre nosotros.
3.- Evitar la “infoxicación”, tanto en las redes sociales como en la televisión, radio, etc. La sobrecarga informativa entorpece nuestra capacidad para diferenciar datos veraces y falsos, y favorece el pensamiento negativo y obsesivo que sólo genera malestar interior.
4.- Aprovechar este encierro forzoso para hacer todo aquello que la falta de tiempo suele impedirnos desarrollar: leer, cocinar, ordenar, decorar la habitación, aprender a tocar un instrumento musical, meditar, escribir, hacer ejercicio en casa…
5.- Cuidar nuestra salud física: haciendo ejercicio en casa, manteniendo una dieta equilibrada, durmiendo el número de horas adecuado, dándonos baños con música relajante, y tomando el sol cuando sea posible, aunque sea en la ventana o el balcón.
6.- Tratar de no poner plazos a la situación que estamos viviendo. Si nos ponemos fechas y luego no se cumplen, esta frustración será una fuente de gran ansiedad. Y si resulta que todo termina antes de lo que pensábamos, viviremos una fantástica sensación de liberación.
7.- Y por último, en caso de ser necesario, pedir ayuda profesional. Estos días son muchos los psicólogos que se han ofrecido a colaborar desinteresadamente, ya sea online o por teléfono. Si detectas que te desborda la situación, no dudes en contactar con ellos.